sábado, 20 de julio de 2013

brevedad

Sé que tu noche no acaba aquí, 
que no expiras conmigo 
como yo suspiro por ti.

Sé tantas cosas que ignoras que conozco.
Sé tus miradas y tus desvíos.
Tus precipicios y tus nadas.
Tus vacíos inconmensurables.

Pero eres la tierra roja del sendero
que levantan mis pies al pasar, 
que ensucia mis zapatos.
Por ti ni contigo, no quisiera yo dejar de caminar.

Eres mastín vigilante, 
libélula perdida, 
girasol a contraluz, 
avena del camino, 
dorado alar de los insectos.

Eres la consecuencia directa, 
inmediata
e involuntaria, como siempre fuiste.
Pero esta vez del hastío y del estivo, 
del viento fresco, la música y el silencio.

[...] 

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