Qué bonito verte leer, Mueca Tranquila. Piel morena, recoges tu pelo y te desentiendes. Tu cara se vuelve un triángulo que confluye en perfección con tus clavículas bien marcadas, dibujando un definido camino que se pierde en tu protuberante pecho.
Tus pestañas, oscuras, abren dos amplios y frondosos abanicos sobre tu rostro, y tu boca apenas murmura alguna palabra difícil de memorizar, mientras tu entrecejo se frunce a la espera de comprensión.
Qué bonito verte leer, Mueca Tranquila, qué bonito leer contigo.
Quizá al contener el aliento sólo dejemos entrever nuestro deseo de no dejar escapar algo que de verdad amamos.
Quizá al cerrar los ojos mientras respiramos profundamente sólo expresamos un enorme anhelo que nos rompe el corazón
Quizá al derramar lágrimas nos desprendemos de un caparazón- o reafirmamos nuestra naturaleza sensible- que alguien rompió.
Pero sólo quizá...
Porque también hay cortes de respiración por una satisfactoria sorpresa.
Porque en tu cara puede haber dibujada una sonrisa.
Porque las lágrimas provocadas por la felicidad, son más que posibles.