miércoles, 19 de junio de 2013

Sevillana

Se quedó la noche coqueta, engalanada,
repleta de estrellas y con un dulce olor a naranja.

Se quedó la noche sevillana prendada de un caminar bamboleante; 
de una bicicleta demasiado rápida que levantaba una falda;
de una luz que no era la de su Giralda,
que era de unos ojos castaños apenas rodeados de cortas pestañas.

Se quedó Sevilla muda en tu silencio, 
ahogada en tus palabras.
Desnuda de carencias,
vestida de caladas a un cigarro ajeno
que revolvía sus entrañas.

Noche de primavera 
a altas horas de la madrugada.
Cerrada, intempestiva, 
sola, desganada.

Se quedó la noche coqueta, engalanada, 
triste y enferma porque tú no llegabas.



Prometí a un amigo dedicarle
lo primero que escribiera
que supiera que le podía gustar.
Pues para ti, Pepo, que ya era hora.



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