martes, 11 de junio de 2013

The wind has blown, but now I know.

Que hoy haya escuchado cinco veces la misma banda sonora no significa que sea una lunática.
Es que intento estudiar y que la poca cordura no se quede entre hoja y hoja del manual.

Estas canciones no me recuerdan a nada.
Ni a ti, ni a mí.
Me cuentan una historia que no me pertenece. Quizá por eso me gusta tanto.

...

Hablan de un viento que sopló
con la promesa en su cántico
de que mañana será mejor.

Hablan de gaitas apagadas
allá en el norte.
En lo alto de Arthur's Seat.

¿Cómo puede ser mejor un día en que las gaitas no resuellan?

Hablan de lluvia.
Dentro.
En el corazón.
Fuera.
En Princess Street. 

...

Espérame, entonces.
Creo que si hablan de los dos.
Creo que cuentan de soslayo 
la historia de nuestros puntos suspensivos.

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Rodaron los tres por la escalera de mi portal, dicen.

Uno se convirtió en el beso que me dio la razón.

Otro en una despedida mordaz.

Y el tercero y último sigue escondido en el armario de los contadores (ya sabes, donde todo se esconde).

Se niega a salir de su nuevo hogar.

Se niega a la concepción de un día mejor sin el sonido de las gaitas.

¿Cómo puede ser mejor un día en que las gaitas no resuellan?

Se niega, el tercer punto, a ser aparte. A separarte. A separarnos.

Sí, mañana será un día más amable.



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