Quiero que sepas que te lloré con lágrimas de sal y limón
que hicieron que mis ojos escocieran y se enrojecieran tanto como
al final de un día de bucear sin protección en una piscina con exceso de cloro.
Y las lágrimas llegaron a mi boca, amargas y tibias
casi como una infusión.
Pero bastante menos insípidas.
Quiero que sepas que te lloré y ya no te lloro.
Y que la sal y el limón y el tequila que los acompañaba
quedaron lejos hace años.
Pero quiero también que seas consciente
de cuán aterrador llega a ser
echarse a temblar sin tener frío.
me encantó! quién no ha llorado con lágrimas de Limon y Sal? y el último parrafo... fue como cerrar con broche de oro!
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