martes, 14 de mayo de 2013

Light, como la Philadelphia


Sus labios envenedados bailaban en un frenesí de palabras que se dibujaban con ligeros tintes rosas en el aire.
Un discurso que abotargaba los sentidos se movía en remolino destruyendo creencias y convicciones, y ella, impune, desnuda, divertida, correteaba bajo la uz del sol, que doraba su pelo y su piel.
Sus pies abatían las briznas de hierba de un verde brillante, y su boca besaba y mataba a quien intentaba interponerse en su camino.
Se había enamorado de su caballero andante, y no iba a parar hasta tenerlo.

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