martes, 14 de mayo de 2013

Que nadie te diga no


Durante tres días el humo se pegó a mi piel, a mi pelo, a mi ropa, y el frío, el sol y el fuego quemaron mis labios. Hambre de madrugada resuelta en una hoguera que calentaba poco.
No hubo momento muerto, ni segundo sin palabras.
No hubo sueño válido, ni vida sin adormecimiento.
Ni aire ni alcohol que no arrastraran penas.
Ni agua que quitara suciedad.
La oscuridad no escondía, el silencio no amparaba, la soledad no paseaba cerca.

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