Sonaba un blues roto en la noche mojada de Manhattan.
Una voz trocada que cantaba una canción marinera.
Y un fugitivo que apenas podía tararear una tímida sonata de muerte.
Panorama azulado y húmedo, llorón.
Frío como el mismo hielo, hierro y cristal, óxido y sangre, balas de plata con destino perdido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario