martes, 14 de mayo de 2013

chispas


En un paisaje apocalíptico. Fuego, tierra y sangre. Y oscuridad.
Un cigarrillo se consumía lentamente entre sus dedos mientras un beso se tomaba su tiempo para deshacer sus labios y sus lenguas, sus dientes, que de vez en cuando chocaban.
El fuego calentaba su piel, el deseo quemaba su sangre, ardía el segundo en sus cerebros. Y sus corazones latían en cada parte de su cuerpo, y las yemas de sus dedos se desintegraban al roce, coloreando todo de rojo.


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