martes, 14 de mayo de 2013

tercer domingo de un verano cualquiera

El tercer domingo de verano corría el aire.
En las calles.
Entre los barrotes de su ventana.
Y entre sus cuerpos.
El tercer domingo de verano no parecía domingo, sino uno de esos días de diario del junio temprano de hacía dos años. Cuando apenas existían en la casa los ruídos de ellos dos en silencio.
El ruído de la vida, dicen algunos que se llama. Un ruído que ambos dieron por extinto durante mucho tiempo.
Era bonito volver a escuchar aquel abrumador silencio. 
Era abrumador volver a escucharse en silencio.




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